Mucho más que un asador
Asador La Vaquería. Cocinamos con brasas, no con prisas
La Vaquería nace del sueño de Pitu Perramón, leyenda del balonmano español y amante de la buena mesa, que soñó con un asador de verdad en Alicante. Un lugar donde la carne se tratara con respeto, el pescado llegara fresco del mar, y el fuego —sin filtros ni artificios— fuera el único mediador entre el producto y el plato.
En el año 2000 encendimos la primera gran brasa de Alicante, y desde entonces, la llama nunca se ha apagado. Aquí, la brasa no es solo una técnica: el fuego es instinto, la brasa es arte. Cada corte de carne, cada pieza de pescado, cada verdura se transforma al ritmo del calor, sin prisa, sin atajos.
Pero La Vaquería Mediterránea es mucho más que un asador. Es un estado de ánimo. Un refugio elegante y sin pretensiones, a un paso de la playa de San Juan, donde el Mediterráneo se respira en cada rincón: en la luz que entra por los ventanales, en el jardín perfumado, en las noches que se alargan en la terraza.
Somos el primer asador de Alicante. Y el referente.
Bienvenidos a La Vaquería Mediterránea: donde el fuego y la esencia más pura del Mediterráneo se encuentran.
Equipo unido, valores compartidos
El producto es sagrado
La brasa como lenguaje
Mediterráneo en cada rincón
Tiempo y disfrute
Elegancia sin artificios

La materia prima innegociable
En La Vaquería Mediterránea, la calidad no se negocia. Servimos carnes nobles seleccionadas por su origen y sabor: carne de vacas lecheras gallegas de 7 a 8 años, criadas con mimo en el campo; cortes como chuleta, solomillo, secreto o vaca vieja que se transforman al fuego. También cocinamos cordero, cerdo y pollo ecológico, siempre con la misma filosofía: producto excelente y brasa viva para que cada corte hable por sí mismo al encontrarse con el fuego.
Del mar, recibimos a diario pescados y mariscos frescos de lonja. Merluza nacional, rodaballo, mero salvaje… piezas que llegan en su mejor momento y que tratamos con la misma delicadeza con la que fueron capturadas.
Y del huerto Terramón, nuestras propias verduras: cultivadas con mimo, cosechadas en su punto, plenas de sabor y de sol.
Con brasas, no con prisas.
